A solo 20 min de Orizaba penetramos en el mundo náhuatl, poderosa presencia que se advierte en las calles de la ciudad proveniente del norte o del sur, de las zonas serranas. Orizaba es eso: un andar de hombres que hasta hace poco, usaban camisolas y calzoncillos de manta atados a los tobillos, huaraches y sombreros de palma. Las mujeres usan vestimentas diferentes, pero abunda la tilma anudada a la cintura con telas de brillantes colores, blusas blancas caladas y adornadas con flores hechas de listón, collares multicolores, trenzas entretejidas con grandes moños. En la lisura de las baldosas con que estaban hechas las banquetas, desafortunadamente cedieron su lugar al concreto, se reflejaba la dulzura de la lengua náhuatl.
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