Eso fue lo que dijo el tío que se acercó a la
ventanilla de la Toyota ,
a manera de salutación y un poco de felicitación después de que, con otros
aficionados como él y mi hijo, nos habían rescatado del atasco en el que caímos
al formar parte de la caravana de vehículos 4 x 4 de la que formábamos parte en
un recorrido de 100 km
entre los caminos vecinales de la campiña ibérica en la provincia andaluza de Huelva.
A grandes voces explicó: “la prisa mata”, nos dicen los marroquíes a los
españoles que conducimos por las calles de Marruecos queriendo, a bocinazos,
abrirnos paso entre una multitud que se toma la vida con lentitud, imitando la
aparente inmovilidad del desierto.
Frente a una alta ventana donde los rayos de sol,
tan al sur ahora, iluminan mi teclado, un balcón al otro lado de la angosta
calle ondea tres banderas: la de España al centro, la de Moguer a la derecha y a
la izquierda la bandera de Andalucía: tres franjas horizontales, verde en los
extremos y blanca al centro con el escudo andaluz que es, oficialmente, un logotipo
basado en el escudo de la ciudad de Cádiz (que forma parte del municipio del
mismo nombre y que, junto con Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y
Sevilla, forma parte de la Comunidad
Autónoma de Andalucía). El escudo muestra la figura de un Hércules
joven entre las dos Columnas de Hércules que la tradición sitúa en el estrecho
de Gibraltar, lugar que separa a España del África, con una inscripción a los
pies de una leyenda que dice: "Andalucía por sí, para España y la Humanidad ". Cierra
las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas
"Dominator Hercules Fundator", también sobre el fondo de la bandera
andaluza. La entrada del edificio pone: Servicios Sociales, Excelentísimo Ayuntamiento
de Moguer. Unos pasos hacia el oeste, donde pronto se pondrá el sol sobre el
mar, una profusión de violetas, naranjas y amarillos sobre un azul atlántico límpido
adornarán el espectáculo del anochecer en lontananza, y si uno recorre la
mirada acercándola, tropezará con la
Plaza de la
Coronación en honor de la virgen de Montemayor, patrona del
lugar. Una columna de mármol ubicada en el extremo norte de la plaza, sostiene
una réplica de la virgen en lo alto, mientras un pastor en un nivel inferior,
alarga la mano para tomar la corona que le ofrece un ángel, con la intención de
ponerla sobre la cabeza de la madona. En el extremo sur del jardín, dos bancas
largas, de espaldas, una frente a otra, cubiertas con azulejo, son el punto de
reunión de los inmigrantes a la zona, en su mayoría africanos: negros y
musulmanes que llegan en pequeñas embarcaciones llamadas pateras debido a la
alta demanda de mano de obra que esta región ofrece. El pequeño municipio
cuenta con un poco más de 20,000 residentes, de los cuales, según la página del Instituto de Estadística
de Andalucía, casi 4,000 corresponden a extranjeros; el país de origen que se
lleva el primer lugar en exportar inmigrantes es, precisamente, Marruecos. Así
que el árabe es un idioma que se escucha mucho en la plaza, en las tiendas, en
la calle. Mujeres que cubren su cabeza con el hiyab abundan por aquí, aunque no usan la burka, que es el velo con el
que se cubren la cara las mujeres del Islam.
El recorrido de las 4 x 4 ocupó todo el recorrido del sol: cerca de 12 hrs. De subir y bajar colinas, atravesar puentes, marismas, caminos que las lluvias deslavaron y que son ideales para probar la destreza de los conductores, quienes convierten en espectáculo cualquier rescate. Todo es motivo de fiesta, de celebración, de tomar “cubatas” y cervezas, freír enormes “gambas” (langostinos, diríamos en Veracruz), comer hasta la saciedad tortillas de patatas, aceitunas, quesos de cabra añejados, lomo y jamón ibéricos, pollo al jerez, ojaldres de atún, y cuanta botana usted pueda imaginar de la variada cocina española. El sol pintó los campos de rosados en los árboles de melocotón que ya están floreando a todo lo que dan. Los zurcos cubiertos con plástico forman túneles inacabables por donde se asoman las flores y algunas fresas y fresones de tamaño desmesurado que ya están siendo cosechadas, listas para la exportación. Caminamos sobre huertos de olivo, algunas frutas todavía penden de los árboles que con el sol dan tonalidades de plata, ya sembraron el girasol, en mayo estará lista la cosecha. También hay recolección de la bellota del pino mediterráneo, para beneficiar el piñón. Toda una visión de